Sevilla es la única ciudad española que cuenta con puerto en el interior de España, gracias a que el río Guadalquivir es navegable hasta esta ciudad desde su desembocadura en la ciudad de Sanlúcar de Barrameda, provincia de Cádiz.
Esta condición hizo que Sevilla se convirtiera en el centro neurálgico del comercio con el Nuevo Continente tras el descubrimiento de América.
Tal fue el volumen de operaciones a partir del s. XVI que la ciudad prosperó rápidamente, asentándose en ella grandes fortunas que la hicieron prosperar y convertirse en una de las principales urbes de nuestro país.
Otro momento clave para el desarrollo de la ciudad fue la Exposición Universal de 1992, lo que hizo que las infraestructuras mejorasen notablemente, sobre todo las comunicaciones terrestres, siendo Sevilla, junto con Madrid, el punto principal de la recién inaugurada línea de Alta Velocidad Española, una de las mejores del mundo.
El visitante debe dejarse llevar en un agradable paseo por los callejones de su casco antiguo, uno de los más grandes de Europa y descubrir las peculiaridades de sus habitantes y su “modus vivendi”, de su gastronomía, de sus tradiciones, destacando la Semana Santa o la Feria de Abril o de monumentos tan importantes como su inigualable Giralda, su Catedral, la Plaza de España, los Reales Alcázares o la Torre del Oro entre otros.